En casa con los niños: dando espacio a la observación

En casa con los niños

Yo no me atrevo a escribir que el confinamiento nos haya traído cosas buenas. Pienso que eso es una conclusión muy de cada uno.

Lo que sí podríamos decir con bastante seguridad es que el confinamiento nos ha traído cosas nuevas.

En casa con los niños

Una de las novedades para muchas familias es que los niños están en casa 24 horas.

Hago una pausa. No puedo seguir escribiendo sin darle espacio a esto:

La mayoría de familias están trabajando y criando, como siempre claro. Pero ahora, lo hacen confinados y siguiendo con el ritmo neoliberal.

Necesito escribir sobre el tema, pero me tomará días. Ahora solo puedo apuntar que la contemplación erosiona los sistemas basados en las relaciones de poder.

Y retomo el hilo…

Estar en casa con los niños puede ser una oportunidad para observarlos con mayor detenimiento. Y en esta observación podemos detectar algunas señales que nos indiquen que están llevando su día a día con cierta dificultad. No necesariamente ahora en casa, también en su vida como había sido hasta ahora.

En casa con los niños¿Y en qué podemos centrar nuestra observación?

Hay muchísimos detalles que pueden llamar nuestra atención en el comportamiento cotidiano del niño. Listaré algunos, pero solo para romper el hielo. Cada uno puede ir haciendo crecer la lista día a día.

  • Hábitos posturales y gestos cotidianos

Las posturas repetidas y la dificultad en cambiar algunos hábitos pueden ser una consecuencia de tensiones corporales crónicas, reflejos primitivos anclados o dificultades de visión o audición, por ejemplo.

  • Ritmos

La dificultad en adoptar un ritmo adecuado a cada situación no es algo solamente conductual. El sistema nervioso puede estar necesitando herramientas para adquirir la capacidad de cambiar de estado.

  • Vitalidad

Que no tiene que ver con lo movido o calmado que es uno. Si no con el entusiasmo, el brillo en los ojos, la capacidad para reponerse de las frustraciones o de una enfermedad, por ejemplo. Una falta de vitalidad puede estar debida tanto a dificultades físicas, como emocionales o sociales.

 

¡Será genial si compartís en los comentarios los puntos a observar que vais añadiendo!

Por nuestra parte, estamos contactando con profesionales dispuestos a compartir sus conocimientos sobre estos temas para ofreceros juntos contenidos que nos ayuden en este acompañamiento.

Ya podéis leer a…

Quizá en estos días conseguimos aumentar la calidad de vida de los niños y la familia, no en términos materiales, si no anímicos, sociales y corporales.

 

 

Tere Puig

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.