Entrevista a Alba Bosch, educadora y profesora de yoga especializada en el embarazo y la crianza
Alba es una mujer muy joven con una marcada vocación social y una enorme capacidad para acompañar a los más jóvenes en su desarrollo. Tuvimos la suerte de que participara en las tres especializaciones que ofrecemos y, así, compartir con ella un buen trozo del camino. Durante el último año ha estado facilitando yoga para los niños de la escuela de educación viva El Niu en el barrio de Horta, en Barcelona. Y nos cuenta su experiencia en esta entrevista.
Alba ¿con que franja de edades has estado trabajando y cuál era la propuesta?
He trabajado con los mayores, de 4, 5 y 6 años, aunque a veces también se involucraban los más pequeños. Empezamos con una sesión mensual y más adelante pasamos a dos encuentros mensuales de 45 minutos de duración.
Entendemos que en este proyecto educativo se trabaja realizando propuestas a los niños sin que sea obligatorio participar en ellas ¿es así?
Sí, es así.
¿Y cuál fue su respuesta a la sesión de yoga?
Al no ser obligatorio, llegaron más niños de los que nos esperábamos. Pensamos la actividad para los niños a partir de 4 años y nos sorprendió que también los de 3 años quisieran venir.
¿Por qué pensasteis en estas edades, con qué objetivo planteasteis esta actividad?
Yo me había formado en esta especialidad y soy una de las acompañantes del equipo. Hasta ese momento se habían hecho propuestas musicales y de arte, pero no de cuerpo. Lo que plantée fue una actividad que cubriera la necesidad de mantenernos vinculados a nuestras experiencias corporales, de no abandonar el diálogo corporal. Como ellos, por su edad, aun están muy el cuerpo pero ya empiezan a explorar el proceso intelectual y el habla, nos pareció un momento muy adecuado para ofrecerlo.
¿Qué es lo que más te sorprendió de esta experiencia?
Había la premisa de no utilizar demasiadas palabras durante el desarrollo de la actividad, pero al final sí que abríamos un espacio para poner palabras a lo que habíamos vivido. Era increíble escuchar sus descripciones. Por ejemplo, después de un ejercicio en el que cada uno hacía como si fuera una planta, uno de los niños que tenía una actitud muy reservada nos explicó que era un cactus con muchos pinchos pero que tenía muchas flores y cosas delicadas. Se podía notar que esas palabras que ellos utilizaban venían de la experiencia que tenían. Esto me permitía verlos, ver algunas de sus partes que de otra forma no podía ver. He podido descubrirlos desde otro lugar.
Esta fue tu primera experiencia después de haberte especializado en yoga para niños y familias. ¿Qué miedos o dudas tenías y cómo se han ido resolviendo, o no, a lo largo de la experiencia?
Sobre todo estaba presente esa gran duda que tienes cuando pones en práctica lo aprendido. Necesitaba preparar mucho las sesiones, soy muy perfeccionista, quería que todo saliera muy bien. Me daba miedo que los niños no respondieran, que fuera un caos, que no saliera como yo había imaginado. Y realmente no fue como yo había imaginado. Pero tenía la sensación de que ellos no me juzgaban y esto me tranquilizaba. Creamos algo nuevo entre ellos y yo.
Y aun así, viendo que se transformaba lo previsto ¿cómo te ayudó el haberte preparado previamente las sesiones?
Prepararme las sesiones fue indispensable para tener la tranquilidad interna que necesitaba, tener una estructura, saber lo que iba a hacer. Lo que a menudo variaba eran los tiempos, yo los había imaginado más largos y en la práctica se acortaban. Pero el haber pensado bien en las sesiones, me permitía tener muchos recursos a mano para seguir sosteniendo la sesión sin perder el propósito.
¿Qué recomendarías a alguien que nunca a enseñado yoga a niños y quiere hacerlo?
Le resaltaría la importancia de usar pocas palabras, de olvidar los monólogos de adultos. Le diría que observe a los niños, yo he aprendido mucho de su movimiento. Y, sobretodo, que no intente moldear sus cuerpos, que acompañe su movimiento para facilitarles que mantengan el contacto con ellos mismos.
De las especializaciones que has hecho cono nosotras ¿qué es lo que más te ha servido?
Algo que me ha ayudado mucho es el haber podido tener la experiencia de pasar por todos los movimientos que se dan a lo largo de nuestro desarrollo. Experimentar en propia carne la fluidez, lo sólido, la proyección y reflexionar en grupo sobre ello, me ha ayudado a comprenderme y a comprenderlos. Y aun estoy en esta comprensión, se que no se acaba. Y he aprendido también el valor de permitir la experiencia a otros, de dejarles la libertad para explorar. Me pasó muy rápido, pero ha sido un gran proceso de descubrimiento.
Los próximos seminarios de especialización, para profesionale y padres, en Yoga para Família y Niños empiezan el próximo 12 de octubre del 2019. Si te interesa profundizar en este tema, solicítanos una entrevista sin compromiso escribiendo a nacercrecer@happyyoga.cat