Durante el primer trimestre de embarazo la madre asume un mayor cuidado por la supervivencia del bebé. La velocidad a la que se está desarrollando tiene como consecuencia una mayor vulnerabilidad, de ello hablé en el artículo El miedo a la pérdida, el miedo a vivir.
Pero ¿cuidar ese estado de vulnerabilidad significa que debamos restringir nuestra actividad y movimiento?
Comencemos por decir que actividad y movimiento son palabras muy genéricas. Igual que la palabra reposo, que a veces se recomienda a la embarazada sin especificar nada más.
Y recordemos que la vida es movimiento
¿Es un movimiento espasmódico? ¿Brusco? ¿Veloz? ¿Duro? Aunque quizá en determinados momentos la realidad puede mostrase de esta forma, lo que sostiene la vida e incluso la vitalidad es un latido.
Hablamos de un movimiento rítmico, sostenido, suave, persistente, adaptable, potente. Es un movimiento realizado por una materia que absorbe el impacto, que lo distribuye, que lo direcciona, que lo diluye.
Busquemos algunas pistas que nos indiquen qué tipo de actividad nos conviene durante este primer trimestre de embarazo
Imagina lo que podrías provocar si intentas darle instrucciones al corazón sobre cómo debe moverse… Escoge propuestas que te inviten a descubrir cómo necesita moverse tu cuerpo, en lugar de decirle al cuerpo cómo debe moverse.
¿Te sería de ayuda poder sentir qué está ocurriendo en tu cuerpo? ¿Sentir si con determinado movimiento presionas alguna zona interna que en ese momento necesita espacio o a la inversa? Acércate a prácticas que potencien tu capacidad perceptiva. Donde va tu atención, va tu respiración. Donde va tu respiración, van los líquidos que hidratan y nutren tus tejidos.
Sabemos que un exceso de tensión cierra el cuerpo, lo inmoviliza e impide la libre circulación de líquidos… Busca prácticas que te lleven a un estado de serenidad.
Igual que el exceso de tensión, un exceso de laxitud nos empuja a la inmovilidad… Que en tu actividad esté presente el cambio de estado y su atención en él, que las palabras equilibrio e integridad se hagan evidentes en la práctica.
Estar embarazada y vivir como si no lo estuvieras, es como ser mujer y vivir como si no lo fueras. El embarazo no es una enfermedad, pero es un estado, un estado de salud distinto al habitual. Vivirlo con los pies en el suelo desde el primer momento nos facilita el camino. Y saber que lo vivimos en compañía suele facilitarle el camino al que nos acompaña… Fíjate en que las actividades que realices te permitan estar atenta al continuo diálogo corporal que mantienes con el bebé.
Es cierto que el primer trimestre de embarazo conlleva algún cuidado extra en la práctica corporal. Pero una práctica corporal adecuada durante este periodo puede significar un antes y un después en la vivencia del embarazo, el parto y el nacimiento. Acércate a profesionales de confianza, pregunta, sumérgete atenta y lentamente en la práctica que hayas seleccionado. Aprovecha esta oportunidad, estás en el momento de mayor capacidad perceptiva de tu vida, la naturaleza lo dispone así.
Tere Puig