Aprender a tocar

 

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Hay ciertas cosas que solo se pueden aprender desde la experiencia. Las palabras, en estos casos, solo alcanzan a describir pequeñas partes de realidad y, sin duda, nos ayudan a recordar lo indispensable que resulta la vivencia.

 

Aquellas madres que han recibido recientemente el contacto adecuado y placentero de alguna persona solícita – durante el parto o inmediatamente después o antes – saben utilizar sus manos con mayor eficacia. Ello es cierto tanto en las madres primerizas como en las que ya han tenido algún hijo. Recíprocamente, si las estimulaciones táctiles más inmediatas han sido del tipo impersonal, la madre tarda más de lo normal en entablar un contacto satisfactorio con su hijo.

Reva Rubin, citada en el libro Touching: The Human Significance of the Skin
de Ashley Montagu

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