La mejor postura para parir nace de dentro

Todas las especulaciones sobre las mejores posturas para dar a luz tienen sentido solo en el intelecto. En ese plano, desprovistas de toda circunstancia real -por ello simplistas, tal como nos indica Odent- incluso algunas llegan a funcionar. Es la mujer, durante el proceso de parto la que escoge, con todo el cuerpo y a veces contrariamente a lo que el «sentido común» dictaría, la mejor postura.

 

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Hay que subrayar aquí hasta que punto es importante hoy en día asimilar los conocimientos adquiridos.

En los libros de divulgación podemos leer con cierta frecuencia una recomendación dirigida a las mujeres que se preparan para el parto. Se trata de la típica situación que nos muestra la dificultad para asimilar estos conceptos básicos. Se anima a las mujeres de parto a estar de pie y caminar basándose en la idea simplista de que la fuerza de la gravedad ayudará al bebé a encajarse y descender a través del canal del parto. Esta opinión no tiene en cuenta que la condición previa para el desarrollo correcto del parto es que el nivel de adrenalina de la mujer sea lo más bajo posible. Imaginemos a una mujer al principio del parto: no le apetece moverse y se encuentra en una actitud pasiva, acostada de lado, por ejemplo. Esta actitud nos da a entender que su índice de adrenalina es muy bajo, lo cual va a facilitar el proceso del parto. Intervenir y animar a esa mujer a levantarse y andar va a ser, como mínimo inútil, si no directamente contraproducente. Por supuesto, no le va a resultar nada agradable. Para hacernos una idea de hasta que punto puede resultar desagradable, basta comparar esta situación con otra que también está asociada a un índice muy bajo de adrenalina: imaginemos la sensación producida por una voz que dice «levántate y anda» justo en instante de entrar en un sueño profundo.

M. Odent, del libro Nacimiento en la era del plastico

 

 

Para que los conceptos simplistas no dominen en el momento del parto, es preciso que la mujer esté en profundo contacto con su cuerpo. Es gracias al pensamiento complejo que se genera cuando el cuerpo interviene en las decisiones que éstas están más cerca de las necesidades reales del momento. Toda práctica corporal realizada con atención y conciencia irá dando a la mujer experiencias tangibles sobre las ventajas o inconvenientes de las diferentes posturas que va adoptando. Y serán estas experiencias -informaciones que el cuerpo ha integrado- las que le permitirán escoger en cada momento la mejor postura para parir.

 

Tere Puig

 

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