Durante el embarazo, el yoga no sólo te aporta flexibilidad, fuerza y serenidad. Bajo una óptica que contempla el funcionamiento integral de esta técnica, puede significar un cambio para el sistema nervioso que facilite la vivencia placentera y poderosa del parto.
Para el cuerpo, el parto supone una experiencia de ritmos, donde se alternan periodos de máxima acción con periodos de calma: las contracciones y expansiones y el espacio entre ellas.
El dolor que puede aparecer es el que genera la contracción y expansión del útero y de la musculatura pélvica implicada. De modo, que podemos aprovechar las contracciones y extensiones que realizamos al practicar yoga para experimentar cómo nuestro cuerpo reacciona a distintos tipos de respiración.
Por otro lado, podemos tomar conciencia y cultivar nuestra capacidad de recuperación entre ejercicio y ejercicio para luego poder utilizarla en los tiempos en los que el cuerpo reposa durante el parto. Realizar ejercicios “poderosos” durante un minuto y luego observar como el cuerpo se recupera durante los dos o tres minutos siguientes es un buen entrenamiento para ese momento, tanto para los músculos y el sistema nervioso -que se habitúan a este tipo de situación que es la que sucede durante la dilatación-, como para el intelecto -que va dándose cuenta de que el cuerpo es capaz de vivir una situación de este tipo sin que sea necesaria su intervención.
T. Puig del libro Una mirada yóguica al embarazo
** Inicio de los seminarios el 1 de octubre en Happy Yoga (Barcelona) **