Acompasarse a la frecuencia masculina

Después del nacimiento el padre tiene la oportunidad de tejer el vínculo corporal con los hijos que la madre ha desarrollado durante la gestación

 

gestarcrearDurante los largos meses que el hijo pasa dentro de la madre, su cuerpo sintoniza con las frecuencias femeninas. Aprendió a qué frecuencia transmiten las células de la mujer, quién se inclina ante quién en ese campo resonante, qué animales corren a través del verde claro, qué escucha el cuerpo en la noche, cuáles son los temores superiores e inferiores. ¡Con qué firmeza se convierte el cuerpo del hijo, antes y después del parto, en un buen receptor de las frecuencias superiores e inferiores de la voz materna! O sintoniza con esa frecuencia, o muere.

 

padre e hijoAhora, de pie junto al padre, mientras reparan puntas de flecha, o arados, o limpian los pistones con gasolina, o asisten al parto de un animal, el cuerpo del hijo tiene la oportunidad de re-sintonizarse. Lentamente, a lo largo de meses o de años, las cuerdas del cuerpo del hijo empiezan a resonar de acuerdo con el áspero, a veces exigente, testicular, irreverente, impaciente, porfiado, impulsivo, silenciosamente amoroso cuerpo masculino del mayor. Tanto las células masculinas como las femeninas llevan una música maravillosa, pero el hijo necesita acompasarse a la frecuencia masculina tanto como a la femenina.

 

R. Bly del libro Iron John

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