Para comprender en profundidad, para comprender con todo el cuerpo, necesitamos de la poesía.
Este libro que me regalaron hace años me parece una joya para acercarnos a la vida intrauterina y al momento del nacimiento.
Todo se movió.
Algo me empujaba. Las aguas empezaron a irse. Traté de retenerlas, pero se fueron.
Estaba triste, ya no había un lugar para nadar.
Pasó mucho tiempo, todo se movía,
Se escuchaban sonidos -sonidos tristes, sonidos fuertes.
Yo no quería moverme, pero me estaba moviendo.
Moviéndome, moviéndome.
Entonces apareció una luz.
Y nada más,
Ni Madre.
Ni ángel,
Nada.
Algunos sonidos salían de mi.
¡Oh!
¡Sonidos fuertes!
¡Nada en ningún lugar!
Entonces algo nuevo me envolvió, cálido y suave.
Lo supe, era Madre, pero distinta.
Tenía menos frío.
Vi a alguien.
Estaba tranquilo.
Era Madre, pero no envolviéndome completamente.
Había sonidos, algunos nuevos y otros no.
Entonces, me dormí.
Del libro Mi angelito en las aguas de R. Doman.
Pingback: Leer en familia: El cuento como espacio de encuentro - nacer, crecer