O miras las hojas o vamos al parque

Las prisas y la consecución de objetivos nos llevan a perdernos una gran parte de pequeños y grandes acontecimientos, internos y externos, que forman parte de la esencia de la vida.

Un niño pide insistentemente ir al parque y la madre atareada se las arregla para darle gusto al pequeño. Nada más salir a la calle el niño se entretiene diez minutos subiendo y bajando del escalón de la tienda que tanto le gusta, la madre se impacienta porque ha dejado muchas cosas pendientes para poder ir al parque. Después de insistir consigue que el pequeño abandone el escalón, pero en ese momento atraviesan su camino una hilera de hormigas… 10 minutos más. La madre nerviosa decide que su tiempo para ir al parque está terminado, ella tiene muchas cosas que hacer. Convence al niño para dar un paso más y ahí están las maravillosas hojas cayendo de los árboles… La madre le da una última oportunidad: “O miras las hojas o vamos al parque, las dos cosa no pueden ser”. El niño la mira sin comprender nada y acepta: “miro las hojas”.

T. Puig

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