De parir y nacer

Yoga en el tercer trimestre de embarazo

“Me levanto, me acuesto, me agacho, me muevo, me balanceo,

suave danza entre dos cuerpos celebrando el final de su sagrada fusión,

me alegra lo vivido,lo sentido, lo gozado, lo sufrido,

quiero verme en tus ojos, que te veas en los míos, te abres camino hacia la Tierra, yo me abro para ti.”

Fragmento del nacimiento de Júlia

 

El yoga en el tercer trimestre de embarazo nos acerca a la experiencia de parir y nacer

 

La experiencia del nacimiento es tan inmensa e intensa que la mente no es capaz de digerirla. Solo en el momento en que la mujer dice “aquí estoy en cuerpo y alma, que sea lo que Dios quiera”, la mujer deja de luchar y se produce el nacimiento, el del hijo y el de ella. En ese instante la mujer se abre a la vida y a la muerte, y accede a una experiencia íntima y profunda que la inspirará en los próximos tiempos para la crianza de lo hijos.

En esa entrega la mujer se siente habitada por una fuerza tremendamente animal, que la une a la tierra y a lo salvaje. Y, al mismo tiempo, la sostiene una profunda serenidad. En ese instante la mujer tiene la certeza absoluta de ser el canal entre el cielo y la tierra.

Esta experiencia no tiene porque ser exclusiva del momento del nacimiento, aunque probablemente sí lo sea en cuanto a la intensidad de sensaciones. Tomar conciencia durante el embarazo de este aspecto irá preparando y abriendo a la mujer para que pueda permitirse vivir esta experiencia: parir y nacer.

El embarazo es un proceso absolutamente orgánico y a la vez absolutamente espiritual. Hace sentir a la mujer su aspecto más animal, sus sensaciones físicas la invaden, el vientre, pechos, los genitales toman gran importancia en esta etapa. Y al mismo tiempo le recuerda su naturaleza más sutil, la vida brotando en ella sin que sea preciso su intervención, el milagro de lo invisible.

 

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Durante el embarazo y el parto la mujer ofrece su cuerpo, que se transforma y se abre, para que la vida, lo invisible, se manifieste con toda su magnitud y perfección.

Para disfrutar esta experiencia en la que convive lo aparentemente opuesto, lo tangible y lo intangible, el yoga es una excelente preparación: igual que el parto, a través del cuerpo nos ofrece la oportunidad de entrar en contacto con nuestra esencia.

 

T. Puig

del libro Una mirada yóguica al embarazo

 

Derecho de autor: / 123RF Foto de archivo

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